Esto de los debates se parece a un bar a la hora del aperitivo. Todo el mundo está hablando alrededor de las tapas y de las cervezas, pero lo que se oye cuando entras sólo es ruido.
Parece que cada uno va a su bola. Los ves y parece que entre ellos se entienden, al menos eso parece, aunque pienso que lo que realmente sucede es que lo hacen ver y lo único que les preocupa es conservar el sitio alrededor del jamón y los montaditos de boquerón.
En el fondo es comprensible porque las tapas están riquísimas y no se trata que cualquier visitante intente inmiscuirse en la conversación y más importante aún, que cualquiera compita por el jamón y el boquerón. La comparación puede ser ocurrente, pero un debate serio no es un bar de tapas.
En un debate serio, el ruido acaba creando un ambiente insoportable que no ayuda a nadie. Acaba siendo el mecanismo por el cual los corrillos se hacen aún más impermeables a cualquier argumento.
Podría poner multitud de ejemplos para ilustrar mi metáfora, pero me parece adecuado que en este espacio comente uno en concreto, el debate sobre las herramientas digitales para localizar medicamentos desabastecidos y la irrupción de empresas dedicadas al comercio digital.
Aunque el ruido es atronador, intentaré introducir algunos conceptos que creo imprescindibles, aislándolos del ruido ambiental para que cualquier farmacéutico pueda reflexionar y decidir su posición respecto del tema.
El sector de las oficinas de farmacia tiene tendencia a presuponer que cualquiera que invierte capital en él lo está haciendo para apropiarse de él o de parte de lo que cree suyo.
Ya sucedió hace unas décadas con la distribución no cooperativa. Existen movimientos encaminados a quedarse con parte del pastel, siempre los habrá, pero no cualquier movimiento proveniente del exterior tiene ese objetivo. Ese prejuicio pone de manifiesto un miedo irracional que sólo se explica por un complejo de inferioridad injustificado.
¿No tiene el sector criterio suficiente para discriminar entre los que pretenden canibalizarlo y los que lo ven como un buen sector para invertir? ¿No es conveniente aprovechar las iniciativas empresariales innovadoras que son capaces de reforzar la competitividad del sector?
Un juicio es lo contrario a un prejuicio. El primero debe estar basado en pruebas, en documentos, en contratos, en informes y en la lógica profesional y empresarial, el segundo en estimaciones, sospechas, habladurías y subjetividades. Nada tiene que ver la exigencia del cumplimiento de las normativas, de explicaciones y de transparencia con los boicots.
Pretender que la digitalización de la sociedad no afecte a la labor de las farmacias y al mercado que se genera a su alrededor es como esperar que un paraguas nos proteja de un tsunami o que el cliente digital se abstenga de acudir a ese canal cuando busca un producto que también está en la farmacia.
No, no me vale cualquier cosa, sólo lo que se ajuste a la legalidad, pero a partir de ahí abogo por los análisis racionales y rechazo los linchamientos mediáticos que no aporten datos objetivos.
Hace ya años que dejé de creer que el sector es homogéneo y monolítico. Entiendo que hay diversas maneras de afrontar los nuevos retos digitales y no pasa nada porque los farmacéuticos escojan opciones distintas, pero por favor, ¿es posible disminuir el ruido? A mí lo que me interesa es saber si la mejor tapa es la de boquerones o la de jamón y en la barra no pueden oírme con tanto ruido.